miércoles, 31 de enero de 2018

Adecentando el nido

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Recuerdo un día, entre agosto y septiembre, en el que de pronto me puse a pensar que "alguien más" iba a vivir en casa con nosotras. El embarazo iba viento en popa, la tripita despuntaba, y yo pasé del porfavorquenosemuera al joderqueestovaenserio en lo que dura un fogonazo.

Entiendo que suene patético, pero así, de primeras, se me hizo un nudo en el estómago. No quería que "nadie" viniera a perturbar nuestra rutina, nuestro modo de vivir juntas, nuestra intimidad... nuestra vida. Porque me gusta tal y como es. Porque deseo formar una familia por muchas razones, pero ninguna de ellas implica insatisfacción con mi relación de pareja.

De eso hace ya muchos meses y, por supuesto, la sensación de pánico que me embargó entonces no duró más que unos pocos días. Hoy me siento ya impaciente porque nuestra pequeña empiece a ponernos la rutina patas arriba y nosotras, desde lo que hemos construido juntas, nos enfrentemos al reto de convertirnos en una familia.

El camino que une ambos momentos pasa, entre otras cosas, por "adecentar el nido". Y digo "adecentar" porque "preparar" me parece que se nos queda grande: por no tener, nuestra pequeña todavía no tiene ni "una habitación propia". A cambio, su inminente llegada está cambiando la idiosincrasia de toda la casa.

Alma y yo llevamos más de una década viviendo juntas, y los ocho últimos años los hemos pasado en este piso. Durante más o menos la mitad de ese tiempo, no estuvo nada claro que fuéramos a formar una familia, así que no hicimos nada parecido a dejar una habitación para el bebé o crear un cuarto de invitados que después pudiéramos convertir fácilmente en un cuarto para niños. Todo lo contrario: desde el principio ocupamos cada habitación, cada armario, incluso nos expandimos por los dos cuartos de baño. 

Ese afán "ocupador" se incrementó, si cabe, durante los últimos años: igual que nunca quisimos comprar nada para ningún hijo (im)posible, tampoco se nos ocurrió "hacer huecos" que pudieran quedar dolorosamente vacíos. Evidentemente, la buena marcha de este embarazo ha cambiado eso y nuestra pequeña, que todavía no ha agotado su vida intrauterina, lleva ya un tiempo reclamando su espacio también a este lado.

Para dárselo, claro, hemos tenido que "replegarnos": reorganizar armarios, deshacernos de muuuchas cosas inútiles, vaciar cajones, mover estanterías, cambiar de sitio libros, toallas y sábanas, sustituir carritos ridículos por auténticos muebles de baño... Al principio parecía una empresa titánica, pero finalmente hemos conseguido que nuestra niña tenga su propio armario, cajones en el baño e, incluso, una balda para colocar sus primeros juguetes, libros incluidos (!).

Por supuesto, el proceso está lejos de haber terminado. Tenemos que seguir avanzando en la reorganización de la casa, y digo yo que, en algún momento, habrá que ponerle algo parecido a una habitación. Pero lo principal ya está hecho: hemos acogido a nuestra hija en nuestra vida, en nuestro espacio. Su presencia ya es una realidad para nosotras, aunque todavía no hayamos visto su rostro ni la hayamos sostenido en nuestros brazos.

Que estemos siendo capaces de llevar a cabo todos estos cambios, que lo hagamos juntas y en la mejor armonía, también implica un antes y un después para nosotras. Nuestra casa siempre ha acusado las huellas de todos los momentos difíciles que hemos pasado, de todas nuestras tristezas, nuestras incapacidades, nuestra frustración. El mero hecho de contar con fuerzas para "adecentarla" nos habla de curación, de energías renovadas, de una nueva etapa como personas, como pareja, como familia. 

De una plenitud que, ¡qué leches!, ya nos tocaba :)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como me gustan tus entradas! Tu brutal sinceridad, como te expresas y transmites las cosas, son un bálsamo para mi. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!
Me alegro tanto por vosotras y que poco a poco TODO es como debería ser, que vuestra lucha tiene su recompensa.Vuestra pequeña no ha podido tener una familia mejor, un beso enorme!
Maria

Luli Lulita dijo...

Esto lo va haciendo todo un poquito más real! Qué ganas de que llegue, y no es mía! jajaj! Pero sé que os va a dar un vuelco a vuestra rutina, a vuestra casa, a vuestra familia...y será el caos más maravilloso de la historia, construir desde 0 una vida de 3 para las 3, distinta a la que tenías con Alma, más loca y más feliz, ya os toca, chicas! Un abrazo

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