He pasado muchos meses sintiendo tristeza, angustia, incertidumbre, rabia e incluso vergüenza por no poder tener un hijo con mis propios óvulos. Y eso que yo creía que mi apego genético era prácticamente nulo (!).
Desde que empecé a recuperar las fuerzas para embarcarme en un nuevo tratamiento, sin embargo, una sensación distinta está surgiendo dentro de mí: se trata de una curiosidad traviesa, festiva, que me llena de mariposas el estómago y hace que mi corazón se ponga a dar saltos. Y es que... ¡tengo unas ganas irresistibles de conocer a nuestro nuevo embrión!
No sé. Es como cuando tienes nueve años y te imaginas cómo será el amor de tu vida. O cuando tienes quince y fantaseas con tu primera vez. O cuando a los dieciocho sientes un cosquilleo al pensar en tu primer día de Universidad. O cuando terminas los últimos exámenes y te preguntas cómo será dejar de estudiar y empezar a trabajar. O cómo será vivir en tu propia casa. Así.
Con esa mezcla de ilusión y miedito bueno que nos embarga cuando llevamos mucho tiempo esperando algo que realmente no sabemos cómo es.
Fantaseo con ver su imagen en una pantalla y saber que voy a invitar a mi cuerpo a esa redondez microscópica en cuyo primer aliento de vida no tuve nada que ver. Imagino que vuelvo a notar los inequívocos síntomas de embarazo sabiendo que, esta vez, se está alimentando de mí alguien que no procede de mi cuerpo y que, sin embargo, ha sabido llegar hasta él. Pienso en verlo crecer y desarrollar sus rasgos: su pelo castaño, sus ojos marrones, su piel clara; y me pregunto qué pensaré cuando lo mire, a quién me recordará.
¡Ay, pequeño embrión! ¡Qué ganas tengo de saber de ti!
La tristeza, la angustia, la incertidumbre, la rabia y la vergüenza empiezan a resultarme ajenas, emociones que alguien dejó en mi puerta y que han invadido mi mente sin pedirme permiso.
Ahora sé que no estarán conmigo durante este viaje, que solo han sido el viento que me ha empujado hasta la otra orilla. Su destino es quedarse ahí mientras yo me visto de emociones nuevas para recorrer este nuevo camino.
El que me lleva hasta ti.