Empiezo a recibir algunos resultados de las pruebas que me estoy haciendo dentro del estudio de fallo de implantación (o abortos de repetición). Hasta el momento no hemos descubierto nada especial, si bien me queda aproximadamente la mitad de las pruebas, como iré explicando más adelante.
Lo que sí ha descubierto mi doctora de cabecera ha sido que tengo anemia. Decidió aprovechar los análisis que me mandaba para comprobar mi estado general de salud, y aunque todo estaba perfecto, mejor incluso que en los últimos años, mis glóbulos rojos nos hacían señales de SOS desde el papel.
La anemia es una consecuencia bastante frecuente del aborto, y, en casos como el mío, prácticamente irremediable. Pero los médicos han tardado seis meses en diagnosticármela, y eso que he visto a más de cuatro diferentes desde que perdí mi embarazo.