Se cumple el primer aniversario de nuestra reunión informativa para la adopción nacional. Y este año, prácticamente en la misma fecha, han vuelto a convocar una nueva reunión.
Ya he perdido la cuenta de cuántas ha habido entre medias: la lista ha avanzado muchísimo, han llamado a expedientes que ya casi duplican nuestro número y se habla de que pueden volver a abrirla en breve.
Durante estos doce meses, he pasado por multitud de estados de ánimo: euforia y miedo al principio, calma y seguridad una vez que llegamos al periodo de paralización voluntaria, nervios y un estado de alerta soterrada desde que terminó el verano.
Sé lo que significa este último sentimiento. Mi cuerpo me va avisando de que el momento se acerca, de que llegará un punto en que querré ir a por ello. Ese momento todavía no ha llegado, pero ya no está tan lejos.
No me quedó ninguna duda el día en que supe que había convocada una reunión justo en el aniversario de la nuestra. Porque me hundí. De pronto, volvieron a mi mente todos esos pensamientos horribles de haber pasado un año en blanco.
Sé que no es real, sé que el tiempo en blanco terminó con el nacimiento de mi hija. Pero también es verdad que no logro superar la idea de que, si todo hubiera sido distinto, todo habría sido distinto.
Si todo hubiera sido distinto, en estos doce meses habríamos tenido tiempo de sobra para culminar la adopción.
Si todo hubiera sido distinto, ya tendríamos otro hijo.
Y es una idea que me agota. No porque no sea verdad, sino porque no me lleva a ningún sitio. Las cosas han sido como han sido, y si todo hubiera sido distinto, mi hija no sería mi hija. Y, cuando pienso en tener otro hijo, me inunda la certeza de que será quien deba ser, de que lo sabré y sentiré así, de que no querré que las cosas sean de otra manera.
Pero a veces pienso que la sensación de que me han robado el tiempo me acompañará hasta el día en que me muera. Que mi último pensamiento será: "Mierda. Podría haber disfrutado tres/cinco/ocho años más con mis hijos".
Es una perspectiva que me gustaría superar, pero empiezo a sospechar que me va a hacer falta algo más que tiempo. Tal vez otra idea, mucho más fuerte, todavía más arrolladora, que me dé la mano y me saque del hoyo mental en el que estoy.
¿Existirá una idea semejante? ¿Logrará sacarme de aquí?
Espero que así sea.
1 comentario:
Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, mi nombre es Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro seguí buscando un curar incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor entorno, póngase en contacto con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com, también puede llamar o WhatsApp +2348052394128
Publicar un comentario