domingo, 4 de junio de 2017

La regla y el adiro

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AVISO PARA NAVEGANTAS: Cuando hablo sobre la regla y el adiro, no me refiero a la regla CON adiro, porque este tratamiento se suspende durante los días de la regla. Como es bien sabido, el adiro es una forma de aspirina y provoca unas hemorragias que pueden llegar a ser muy peligrosas si se toma durante la menstruación. 

Dicho esto... ¡qué gusto! ¡Qué alivio tan inmenso tener la regla después de haber tomado adiro!

Yo siempre he tenido reglas muy dolorosas, porque expulso coágulos como dedos que obligan a mi cuello del útero a dilatarse un poquito. Consecuentemente, sufro contracciones que hacen de la regla un auténtico suplicio: incluso ha llegado a ser invalidante en algunos momentos.

En el contexto de mi historia médica, cualquiera que lea "coágulos" pensará: "Claro". Pero ningún médico de los que me han visto desde mi más tierna adolescencia ha acertado a atar cabos. Y no será porque yo no haya descrito mi situación hasta el último detalle. Lo máximo que he llegado a recibir ha sido un diagnóstico de sospecha de endometriosis, descartado a golpe de ecografías, histerosalpingografía, biopsia de endometrio e histeroscopia.

La primera vez que me vino la regla después de tomar adiro, entendí que algo pasaba. Estaba comiendo en casa de mis padres y, cuando quise darme cuenta, me encontraba sentada sobre un charquito de sangre. A mí jamás me había ocurrido nada parecido, porque mi regla avisa que está llegando cuando todavía se encuentra a varios kilómetros, a través de un redoble de útero que no puede pasar desapercibido. Sin embargo, aquella vez llegó sigilosa, en forma de un endometrio perfectamente licuado que para mí era una experiencia desconocida. Y así ha sido cada una de las veces que lo he vuelto a tomar, permitiéndome disfrutar de una regla completamente fluida y sin dolores, aunque llegara sin aviso previo (!).

Lo mejor del cuadro es que tiene una explicación (aunque sea una que he tenido que encontrar por mi cuenta, sin la ayuda de ningún médico). Lo sorprendente es que está tan relacionada con las trombofilias como con el SOP. Y es que, al parecer, algunas mujeres con SOP tenemos alterados ciertos valores hematológicos que provocan un aumento de nuestra coagulación.

Uno de ellos es la homocisteína: mientras que la población sana presenta unos valores entorno a 6, algunas mujeres SOP la tenemos a 9, que es justamente el valor que me daba a mí en los dos últimos análisis. Otra prueba de que algún evento trombótico tenemos en marcha es que solemos presentar la proteína C elevada, aunque sus valores fluctúan a lo largo del ciclo, siendo mayores durante la fase folicular: desde la regla hasta la ovulación.

En este sentido, mis problemas de coagulación forman parte del tipo de SOP que yo padezco, por más que ningún médico con el que me haya topado se haya dado cuenta. Si además le sumamos una mutación genética que afecta directamente a los niveles de homocisteína y varios factores de coagulación disparados (concretamente, el X y el XII), se entiende por qué el adiro me sienta de maravilla y mis reglas son un paseo de su mano.

Para mí, es como haber descubierto América. Lo triste es que no tengo mucha esperanza de encontrar algún médico (endocrino, ginecólogo, hematólogo) que no me tome por loca, que vea el cuadro completo. 

Aunque con esto, como con tantas otras cosas, me resisto a perderla :)

1 comentario:

Al. dijo...

Gracias...a veces leer testimonios ayuda, porque ningún médico te dice que lo paralices durante la regla, y casi nos matan;(

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