jueves, 13 de diciembre de 2018

¡Nos han llamado de la lista de adopción nacional!

No sé cuántas veces tendré que escribirlo para empezar a creérmelo; pero, por si acaso, voy a ponerlo una vez más: ¡nos han llamado de la lista de adopción nacional!

No nos lo esperábamos, ¡para nada! Porque, aunque el tercer año de "embarazo burocrático" fue diferente al anterior y la lista avanzó más de cien números, en los últimos meses solo nos llegaban noticias desalentadoras que hacían presagiar un nuevo año en blanco: asignaciones que no llegaban, plazos que se alargaban, estadísticas en mínimos históricos...

Por eso, a la altura del tercer aniversario de la apertura de nuestro expediente, empecé a hacerme a la idea de que, tal vez, las cosas no iban a salir como deseaba. Tenía toda la pinta de que, como mínimo, mis previsiones se alargarían en el tiempo. Evidentemente, no era la primera vez que me enfrentaba a algo así, por lo que me agarré a la esperanza de que, aunque el proceso se dilatara, al menos, todavía seguiría siendo posible.

Y entonces, de un tiempo a esta parte, ¡bum! La situación volvió a darse la vuelta y cogió un ritmo trepidante: varias asignaciones seguidas, plazos cada vez más cortos y, en noviembre, por fin, ¡una nueva informativa! Esta vez, avanzaron unos ochenta expedientes de golpe, que son muchísimos. El nuestro estaba ya a solo 120 números, y yo no me pude resistir a fantasear: ¿y si nos llamaban en un año? ¡Un año solo! No me lo podía creer.

De pronto, alguien dijo en el grupo de Facebook que seguramente convocarían una nueva informativa a principios de año, porque había muy pocas familias menores de 40 disponibles. Yo no daba crédito. ¿Dos informativas seguidas? ¿En serio? Preferí hacerme a la idea de que era tan solo un rumor. Sin embargo, a los pocos días se confirmaba: no solo habían convocado una nueva informativa, sino que era en diciembre.

Como suele ocurrir en estos casos, la gente iba avisando en el grupo si habían sido convocados, para que los demás nos pudiéramos ir haciendo una idea de cuántos expedientes se había avanzado. Yo tenía el corazón en la boca, no hacía más que ponerle emoticonos de asombro a todo, y cuando vi que habían llamado a un expediente por encima del cuatrocientos, casi me da algo. ¿De verdad estábamos a solo cincuenta números? Eso podía ser una única informativa. ¿¿De verdad estábamos a una única informativa de que nos llamaran?? No podía creerlo. Sabía que, después de dos reuniones seguidas, podía pasar más de un año para la tercera. Pero estábamos ahí, ahí mismo... ¡Era una pasada!

Y entonces, sin comerlo ni beberlo, llego un día a casa y Alma me suelta:

–Nos han convocado a una reunión informativa.




Y yo:

–¿Qué?

Y ella:

–Que nos han convocado a una reunión informativa. De la Comunidad de Madrid.

De pronto, la expresión "reunión informativa" hizo clic en mi cerebro:

–¿Una informativa? ¿Una reunión informativa? ¿Una reunión informativa... de la adopción?

Y por fin:

–¿¿Que nos han convocado a la informativa de diciembre??

Y así era. Nos habían mandado un correo electrónico a cada una porque el día anterior nos llamaron por teléfono y no consiguieron contactar con nosotras. En ese momento recordé que, efectivamente, tenía tres llamadas perdidas en mi móvil de un número larguísimo. En el correo nos pedían que confirmásemos nuestra asistencia y Alma me contó que ya les había respondido diciéndoles que allí estaríamos.


La noticia me dejó tan impactada que no reaccioné. Había imaginado ese momento infinidad de veces y, solo de imaginarlo, ya me echaba a temblar. Sin embargo, a la hora de la verdad fue como si no sintiera nada. Durante un rato, no fui capaz de expresar ninguna emoción. Dejé mis cosas, me puse la ropa de estar en casa, me lavé las manos... y apenas me inmuté. Incluso llegué a comentar con Alma lo extraño que me parecía todo.

Y de pronto, mientras amamantaba a nuestra hija, ocurrió: el muro de contención emocional se resquebrajó y yo me eché a llorar como una magdalena. ¡Era real! ¡Estaba ocurriendo! Después de creer, durante tantos años, que nunca podría adoptar, ¡estábamos dentro!

Lo primero que hice, por supuesto, fue escribir en el grupo de Facebook para avisar del avance tan espectacular que estaba dando la lista. El mero hecho de publicar el mensaje también me resultaba extraterrestre: he leído decenas de mensajes similares desde que ingresé en el grupo, hace ya tres años, y con cada uno de ellos he sentido la emoción de saber que, si todo iba bien, algún día sería yo quien escribiese para decir que estábamos convocadas a la informativa.

Sin embargo, el momento ha llegado de una manera tan imprevista, sorprendente, rápida (¡rápida, a mí!), que apenas he podido saborearlo más de lo que se saborean los sueños, preguntándome a cada instante si me iba a despertar.


Soy consciente, sin embargo, de lo que significa todo esto. Si nos han convocado tan pronto es porque muchas familias se han quedado por el camino. Algunas de ellas, como nosotras, después de pasar años luchando contra la infertilidad, y para quienes la puerta de la adopción se ha abierto demasiado tarde. Su tristeza ha sido la mía durante mucho tiempo, y mi alegría no puede más que verse empañada por su dolor.

También sé lo que significa la adopción. Que nosotras tengamos la posibilidad de adoptar implica la existencia de un menor en desamparo, y, probablemente, de una mujer que ha sufrido un embarazo no deseado, incluso algo peor. Es duro y es triste, y ojalá nadie tuviera que pasar por algo así. Tenerlo presente me ayuda a darme cuenta del camino tan complejo que vamos a transitar.

A pesar de todo ello, me siento inmensamente afortunada por tener esta oportunidad. Hace poco, hablaba con Luli Lulita en los comentarios de esta entrada sobre las experiencias que aceleran la curación emocional. Ella mencionó los embarazos por sorpresa y yo, a pesar de saber que algo así es imposible en mi caso, me mostré dispuesta a esforzarme por identificar experiencias equivalentes que sí me pudieran ocurrir a mí.

El esfuerzo ha sido innecesario. Saber que estábamos convocadas ha sido como ver un test de embarazo positivo. Y al día siguiente, mientras conducía hacia el trabajo, me di cuenta de que algo había cambiado. De repente, todo lo que me rodeaba me parecía más luminoso, más amable, más bonito. Me sentía diferente, y enseguida supe que mi proceso de reconciliación con la Vida estaba mucho más avanzado que el día anterior.

Desde entonces, no he dejado de sentir. Cada vez que me acuerdo, cada vez que lo pienso, me sacude un tsunami de emociones y no puedo evitar echarme a llorar.

La adopción es solo una posibilidad: una posibilidad con la que he soñado toda mi vida pero que durante mucho tiempo nos fue negada.

Y ahora estamos ahí :)


4 comentarios:

Luli Lulita dijo...

Reme, tengo los vellos de punta! Estoy emocionada, nerviosa y feliz como si fuera vosotras! Qué alegría más grande!!!! Ves? Es lo que te dije? Te pasas años enfadada con el mundo por no poder ser madre y de pronto la vida te da la oportunidad de ser bimami en poquito tiempo. Un sueño hecho realidad. Y de pronto, no se te olvida, pero va curando. Y tus hijos te exigen taaaanto que no tienes tiempo para estar enfadada con la vida, porque todo ha sucedido para que sean ellos, únicamente ellos, y es imposible estar enfadada por eso!!! Jejeje! Me alegro tantísimo, de verdad! Un abrazo a la otra mami y a esa futura hermana mayor!!! (qué fuerte suenaaaaa!) Ve contándonos qué os dicen y qué plazos os dan! Un abrazo gigantesco!

Promediando el círculo dijo...

QUÉ EMOCIÓN!!!!!! LES MANDO MUCHO AMOR Y LES DESEO LO MEJOR!!!!

Anónimo dijo...

Que emoción, que vaya muy bien. En mi comunidad áutonoma había una limitación por la que tenían que pasar unos años desde tener un hijo biológico hasta poder adoptar, eso es igual ahí?

Remedios Morales dijo...

¡¡Muchas graciaaas!! :D

Luli, no sabes cuantísimo me acordé de ti y lo que hablamos el otro día. ¡Parece de broma, de verdad! Menos mal que los comentarios están ahí para atestiguarlo, jajaja.

Promediando, ¡gracias por pasarte y por los buenos deseos! ¡Un abrazo muy fuerte para ti también!

Anónimo, pues sí, tiene que pasar un año desde el nacimiento para poder seguir el proceso, así que tenemos un par de meses de espera por delante. Pero cuando todavía crees que te quedan años... ¡un par de meses no es nada!

¡Muchas gracias de nuevo! ¡Seguiremos informando! :P

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