Me encanta leer; no solamente Literatura, sino también libros en los que pueda aprender sobre los temas que me interesan, que me inviten a reflexionar y a sentir de otra manera.
Con todo el tiempo que llevo dándole vueltas a la idea de la maternidad, mucho más del que llevo en reproducción asistida, podría haberme leído ya varias estanterías completas de libros que me enseñaran de todo. Sin embargo, hasta el momento no me he atrevido ni a comprar ni a coger prestado de la Biblioteca ninguno.
Cero. Nada.
Tenía miedo a invocar alguna especie de gafe, como por si leer libros sobre embarazo nunca me fuera a quedar embarazada, o si por leer libros sobre crianza nunca fuera a criar ningún hijo.
Muchas veces me he sentido idiota por ello. Son tantos los padres y madres que explican cómo nutrieron sus periodos de espera con libros que después les resultaron utilísimos, que en ocasiones me maldigo pensando que he desperdiciado un montón de años en angustiarme tontamente cuando podría haberme estado preparando para lo que estaba por venir.
Pero, ¿y si "lo que estaba por venir" no es nada? ¿Qué hago yo con mis estanterías llenas de aprendizajes que nunca llevaré a la práctica? ¿Acaso no se convertirán en estanterías llenas de dolor y frustración?
Estos han sido mis pensamientos durante muchos años. Sin embargo, poco a poco he ido cambiando la perspectiva. Tengo más que comprobado que el miedo a cualquier cosa es mucho peor que "cualquier cosa"; así que, si quiero emplear mi tiempo de espera en leer y después resulta que no lleva a nada... pues mira. Aprovecharé esos libros para hacer una catarsis que me ayude a superar el duelo: los venderé, los regalaré, los sortearé por Internet o los quemaré en una hoguera de san Juan.
Soluciones hay muchas :)
Esto no quiere decir que me haya vuelto loca y haya llenado una habitación de libros sobre maternidad. Solo quiere decir que he abierto una tímida rendija a la posibilidad de ir haciendo algunas lecturas sin pensar que voy a invocar ningún gafe. Porque, sinceramente, los gafes ya están aquí sin que nadie los haya invocado, así que tampoco creo que la cosa vaya a empeorar demasiado porque yo me dé algún que otro caprichito.
Por eso, este año le pedí a mi Reina Maga preferida que me regalara un libro sobre adopción. Elegí la adopción porque es un tema relacionado con la maternidad que me anima, me ensancha el corazón y me abre la mente. Además, ahora mismo es el camino que me resulta más sencillo (¡paradójicamente!) y sobre el que todavía albergo unas esperanzas casi intactas. No me da miedo leer sobre adopción porque aún es una realidad por explorar, por vivir.
La obra escogida ha sido Mariposas en el corazón, un libro colectivo recientemente editado que recoge cinco experiencias de adopción contadas en primera persona. El envío estuvo lleno de contratiempos, pero al final llegó a casa uno de esos días en que realmente necesitaba una alegría para poder seguir adelante. Solo con echarle un vistazo ya se me formó un nudo en la garganta lleno de emoción, nervios y empatía. Así que, contraviniendo mi primer impulso, lo voy leyendo con calma, poco a poco. Prefiero disfrutar intensamente del viaje, aunque confieso que el primer paseo por sus páginas ya ha merecido la pena.
¡Prometo reseña!
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