sábado, 12 de agosto de 2017

Revisión en Inmunología (II). Completando el diagnóstico

Como ya adelanté en mi anterior entrada, el factor anti-Xa no fue el único valor que me salió alterado en los análisis de Inmunología. Concretamente, el inmunólogo había decidido repetirme unas pruebas de anticuerpos que ya me habían hecho con anterioridad dos veces, por si acaso en esta ocasión "daban la cara". Estos fueron los valores para los que tuve que hacerme un análisis estando de seis semanas, ya que los resultados tardaban bastante. Y, para variar, el inmunólogo volvió a dar en el clavo con ellos.

Los anticuerpos en cuestión son la anti-beta-2 glicoproteína I (IgG e IgM) y la anti-cardiolipina (IgG e IgM). Para quienes puedan tener interés en ello, os dejo los resultados que he ido obteniendo cada vez que me los han analizado:

Haz clic para ampliar.

Como se puede comprobar, sus valores han sido siempre muy bajos, incluso directamente cero, mientras no he estado embarazada; pero, en cuanto he conseguido hacerme los análisis durante el embarazo, tal y como sospechaba el inmunólogo, se ha descubierto "el pastel".

Para entender un poco más lo que esto significa, es necesario conocer la diferencia entre los anticuerpos IgG y los IgM. Los primeros hacen referencia a condiciones inmunitarias permanentes, mientras que los segundos se refieren a estados agudos, es decir, a reacciones que tienen lugar en el cuerpo mientras la causa de las mismas está presente. En mi caso, estos últimos son los que se han elevado, precisamente, como reacción al embarazo.

En la consulta, el inmunólogo me explicó muy bien qué implicaban estos resultados en concreto, pues, generalmente, cualquier valor por debajo de 20 U/ml, o incluso por debajo de 10 U/ml, se considera negativo. Según la experiencia de este equipo de Inmunología, sin embargo, a partir de 5 U/ml, los anticuerpos ya tienen suficiente actividad como para modificar las condiciones del cuerpo y, en casos como el mío, contribuir en el fatal desenlace que, hasta el momento, han tenido mis embarazos.

Esta "contribución", sin embargo, no vendría en forma de trombosis, que es la manera que tienen estos anticuerpos de actuar, pues su concentración es demasiado baja para ello; sino que estaría provocando una inflamación de tejidos como los uterinos. Mientras que esta situación no tiene apenas capacidad para afectarme en mi vida cotidiana, sí que puede resultar letal para el embrión, pues sus capas más externas, responsables de la implantación y de la formación de la placenta, tienen numerosos receptores para estos anticuerpos.

A estas alturas de la explicación, a mí ya me daba vueltas la cabeza, y me dieron ganas de gritarle al inmunólogo: "Todo esto está muy bien, pero... ¿¿voy a abortar o no??". Por suerte, ya estábamos llegando a la conclusión, que no podía ser mejor: "La buena noticia es que estos anticuerpos se controlan con adiro y heparina, así que... ¡estás cubierta!". Cuando escuché esa frase, solté un "¡¡Menos mal!!" que se debió de oír por todo el hospital, porque ya me estaban temblando hasta las pestañas, pensando como pensaba, para variar, que el embarazo se estaba yendo a la porra.

Lo mejor de este descubrimiento es que ya tengo un nuevo elemento que añadir a mi diagnóstico: el famoso síndrome antifosfolípido (SAF); en mi caso, con el apellido de "obstétrico". Por si alguien no lo conoce, se trata de una enfermedad autoinmune por la que el cuerpo reacciona ante situaciones que no son realmente amenazantes (por ejemplo, un embarazo) como si lo fueran, generando un estado de hipercoagulabilidad que resulta peligroso para el propio cuerpo.

El SAF, además, es una de las causas de aborto y otras complicaciones obstétricas más reconocidas, mucho más que algunas trombofilias sobre cuyas consecuencias los médicos no se ponen de acuerdo (por ejemplo, las que yo tengo). Según me explicó el inmunólogo, con niveles como los míos, los problemas suelen aparecer durante el primer trimestre, en forma de abortos involuntarios causados por una mala implantación, que es la consecuencia del estado inflamatorio de los tejidos.

Generalmente, si esto se corrige, el embarazo se desarrolla con normalidad, sin que sea esperable que los anticuerpos se eleven más todavía. A pesar de ello, también me comentó la medicación que utilizaríamos si esto ocurría, aunque él apostaba porque no iba a ser el caso. Cuando los niveles son más altos, los problemas surgen en el segundo y tercer trimestre, dando lugar a una serie de complicaciones a cada cual más atroz.

Como ha pasado muy poquito tiempo desde esta consulta, todavía no he podido hacerme a la idea de lo que verdaderamente significa todo esto, ni incorporarlo a mi historia de vida (aún ando peleándome con el hecho de padecer trombofilias, así que...). Sin embargo, he de confesar que no me ha sorprendido lo más mínimo descubrir que el problema con mis embarazos eran los propios embarazos.

Fue algo que vi clarísimo con el último aborto. Todo iba fenomenal y, de pronto, ¡bum! Mi cuerpo se lo cargó. No sé cómo explicarlo, pero lo noté perfectamente. La culpa no la tenían los embriones, no. Era algo que mi cuerpo hacía. El embarazo subía como la espuma y mi cuerpo, ¡zas!, lo desparramaba por el suelo. Fue entonces cuando entendí que algo me pasaba. Y ahora, casi un año después, he comprobado que mi intuición no se equivocaba. Algo me pasa, es más: ¡me pasan muchas cosas...!

No puedo terminar esta entrada sin explicar que mis análisis también incluían otros parámetros que, a diferencia de todo lo que he explicado hasta ahora, sí que salieron bien: hormonas tiroideas, glucosa, homocisteína y vitamina D. Las dos primeras estaban dentro de ese paquete de "porsiacasos" que le interesaba al inmunólogo; aunque, por el momento, no parece que nada más haya decidido dar la cara. Las dos últimas eran para revisar la medicación, que está siendo todo un éxito. 

Para que su efecto se mantenga, debo seguir tomando el ácido fólico masivo (que regula la homocisteína) y las gotas de vitamina D. En este último caso, el inmunólogo se lo pensó dos veces, porque ahora mis niveles están altísimos. No obstante, terminó decidiendo no bajarme la dosis, ya que, según me explicó, esta vitamina contribuye a mantener el sistema inmune a raya, algo que me conviene muchísimo ahora que sabemos que también tengo SAF.

La próxima revisión "completa" tendré que hacérmela a finales del segundo trimestre. Espero no llevarme ningún susto más para entonces, pero, por encima de todo... ¡espero llegar!

3 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Reme,me alegro mucho que todo te esté yendo genial por fin!! Espero que a mi me pase como a ti :)
Me pregunto si sigues con innohep 5000 o te han subido la dosis?? Estoy en mi semana 8+5 (de mellizos) y me dio en anti-xa la semana pasada 0,11, me han subido a innohep 6000 pero yo que sé pienso que a lo mejor se queda corto y me preocupa...
Tú cuando te los tienes que volver a repetir??
Muchas gracias y un besazo enorme

Remedios Morales dijo...

¡Ixu! ¡Mellizos! ¡Qué alegría! Otra prueba más de los milagros de Santa Heparina ;)

Yo todavía no me he vuelto a hacer una revisión del anti-Xa, aunque me toca dentro de poco. Mi inmunólogo lo vinculó, sobre todo, con el aumento de peso: hasta que no empezara a subir, lo mismo daba la semana ocho que la doce.

Así que sigo con 5000 de Innohep. La verdad es que 6000 suena escaso para un anti-Xa de 0,11, pero también es cierto que a nosotras todo se nos hace poco... De todas formas, hay quien se lo repite a las pocas semanas para ver si está haciendo el efecto que debe, independientemente de lo que opinen los médicos. Si te quedas más tranquila, repítelo a ver qué pasa, que nuestro bienestar y el de nuestros pequeños vale más que cualquier protocolo.

Por otro lado, si te lo están vigilando y han subido esa cantidad... tiene pinta de que saben lo que hacen. A mí me costó mucho confiar en el criterio de mi inmunólogo porque ya no me fío de ningún médico (y creo, sinceramente, que muchos de los que he conocido no eran de fiar en este sentido), pero al final está resultando tener razón en todo. El mero hecho de que analicen este factor y sepan cuánto subir la heparina indica que tienen un buen criterio, porque no todo el mundo lo hace así.

En fin, ya me contarás lo que decides. ¡Un abrazo fuerte y enhorabuena otra vez!

Teresa dijo...

Hola!!! me gustaría preguntarte a qué médico estás acudiendo? Por desgracia, yo también he dado con algún incopetente y ahora que estoy de doce semanas (con adiro y heparina desde la beta) no quiero dejar nada al azar. El ginecólogo de la seguridad social me mandó al hematólogo. Éste me ha mandado análisis, pero son la Beta glicoproteína. Los IgG y los IgM me los hicieron por lo privado después del segundo aborto y me dicen en la seguridad social que en el embarazo no se alteran. Estoy mosca, la verdad. Sobre todo porque el ginecólogo de la seguridad social me dicen que continue con la heparina hasta después del parto. Un mar de dudas!!! Por eso sería de mucha ayuda saber quién te ha llevado..mil gracias!!!

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