Quería empezar el año con esta entrada, con un SÍ SE PUEDE bien grande, lleno de ánimos y esperanza, dedicado con todo mi cariño a quienes estrenan el 2019 inmersos en esa devastadora experiencia que es la lucha contra la infertilidad.
El título no es aleatorio, ni una frase hecha tan bienintencionada como falsa. Es algo de lo que estoy profundamente convencida, algo que he ido entendiendo a lo largo de los muchos años en que he librado mi propia batalla. SÍ SE PUEDE, con letras luminosas, gigantes. Y un "pero" pequeñito, pero un "pero" al fin y al cabo.
SÍ SE PUEDE, pero...
... no será cuando tú quieras. Creo que esta es la primera lección que nos enseña la infertilidad: para algunas personas, la planificación familiar no es más que un chiste de mal gusto. Cuando esta desgracia te atraviesa, no hay nada que puedas planificar, aunque te pases días y días, noches y noches haciendo cálculos. No serás madre a la edad que deseabas, tu hijo o hija no llegará cuando calculas. Olvidarse del tiempo, relativizarlo al menos, es una de las peleas más arduas, pero solo con esa victoria lograrás cierta paz. Y, en la guerra contra la infertilidad, vas a necesitar toda la paz que consigas reunir.
... no será porque tú quieras. Lograr un embarazo pese a la infertilidad no es solo cuestión de voluntad. Por mucho que te empeñes, esas condiciones que te impiden quedarte embarazada como deseas no van a desaparecer. Ni siquiera aunque te vayas de vacaciones al Caribe para relajarte. Hacen falta buenos médicos, mejores diagnósticos, más medicación de la que te gustaría e incluso cirugía. El hecho de que de vez en cuando se produzca un milagro no implica que el milagro vaya a ser el tuyo. Mejor concentrar la energía en obtener la atención sanitaria que necesitas (todo un logro en sí mismo) que en permanecer en un estado de concentración imposible que solo te va a hacer sentir más angustiada y culpable.
... no será como tú quieras. Nadie desea la reproducción asistida, pero algunas personas la necesitamos. Seguir adelante implica todo un rosario de renuncias que pueden hacer que te cuestiones tu propio deseo de maternidad. Con esto no quiero decir que solo quien es capaz de renunciar "merece" tener hijos. Eso sería una soberana estupidez. Lo que quiero decir es que, por más que nos engañemos, algunos no podemos tener hijos como los demás. Punto. No hay paliativos posibles. Así que nos toca dejar ir la fantasía de que podría ser siquiera parecido y, a partir de ahí, atrevernos a escribir nuestra propia historia.
En ella puede haber hijos. O no haberlos. Cada persona va encontrando sus límites con el tiempo. Lo que sí que hay es paz de espíritu, alegría y una herida que duele menos. Lo he visto en infinidad de casos de familias cuyos hijos han llegado de maneras muy diversas. Y también en quienes han aceptado sus propios límites, transformando su camino según lo transitaban. El dolor de la infertilidad se acaba. Y en la otra orilla brilla un sol estupendo.
SÍ SE PUEDE.
¡SÍ SE PUEDE!
... a pesar de los peros :)
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