miércoles, 15 de junio de 2016

¡Nos han llamado!


Suelo encender el móvil por la tarde. Es una "manía" que arrastro de cuando no existía el whatsapp y yo tenía que dar ejemplo para que mis alumnos lo tuvieran apagado en clase (algo que sigue ocurriendo ahora, evidentemente).

Así que el jueves no fue distinto. Nada más encenderlo, sin embargo, me llegó un mensaje para informarme de que tenía una llamada perdida. Intuí que podía ser de la nueva clínica y, para comprobarlo, busqué el número en Internet. El caso es que me salió en varias páginas de esas que publican los números que te llaman insistentemente (!?), y deduje que me había equivocado. Nada de clínica por el momento.

En la cena, sin embargo, Alma me corrigió sin despeinarse:

– Nos han llamado de la clínica.

Y me enseñó el número de su llamada perdida. Y era el mismo que el que yo tenía.

– ¿Y cómo sabes que es de la clínica?
– Porque le he dado a rellamar, y me ha salido. Mira.

Efectivamente, era la clínica.

– ¿¿Y has esperado hasta ahora para decírmelo??

A veces, nuestras reacciones son muy distintas. Ella tiende a protegerse tras una pantalla de calma y serenidad, y yo... yo, simplemente, no me protejo. Yo me vuelvo loca con todo: loca de alegría o loca de tristeza.

Y el jueves tocó de alegría :)

Al día siguiente tampoco encendí el móvil hasta por la tarde, y de nuevo me llegó un mensaje con el teléfono de la llamada perdida. Así que tocaba devolver la llamada y, esta vez, me tocaba hacerlo a mí.

No fue nada fácil. Me pasé casi tres cuartos de hora agonizando de miedo, paralizada por las voces de mi cabeza, que me envenenaban con ideas terribles sobre el nuevo fracaso que se nos venía encima. Al final, sin embargo, conseguí acumular la valentía suficiente para llamar.

Tal y como esperábamos, nos habían llamado porque éramos las siguientes en la lista de espera de recepción de embriones, y querían saber si seguíamos interesadas. Me faltó el tiempo para decirles que sí, y me confirmaron que, a partir del lunes, recibiría la llamada de nuestra nueva doctora para explicarnos el protocolo que seguiríamos. 

El caso es que "a partir del lunes" a mí me sonó a "el lunes". Pero el lunes no llamaron. Ni el martes, ni el miércoles, ni el jueves. Así que el viernes volvimos a llamar. Una chica muy amable (hasta el momento siempre han sido muy amables en esta nueva clínica, cosa que agradezco) me explicó que el aviso a la doctora ya estaba activado desde la semana anterior, que no había ningún problema, que el plazo de reserva de los embriones permanecía inalterado y que, efectivamente, "en breve" nos llamarían.

Reconozco que me había pasado toda la semana pegada al móvil y con muchísimos nervios, pero después de esta segunda llamada me quedé más tranquila. Esperar es un rollo y más sabiendo que no empezaremos el tratamiento inmediatamente, pues, como nos explicaron en nuestra primera visita, primero tendré que dejar la píldora un mes y hacerme nuevos análisis por si tengo que volver a seguir el protocolo contra los abortos de repetición, que será lo más seguro.

Esperar es un rollo, pero ya queda menos.
Esperar es un rollo, pero... ¡merecerá la pena!

5 comentarios:

¡Muchas GRACIAS por vuestros comentarios!