Cuando pensaba que no podía haber nada más desesperante que una betaespera, este camino que recorro me ha llevado a conocer algo peor: el tiempo entre tratamientos.
Hasta ahora, apenas he parado entre uno y otro. Me hice las tres primeras inseminaciones seguidas y, antes de la cuarta, nos tomamos un bien merecido mes de vacaciones. Yo pensaba que a lo mejor necesitaba más tiempo para continuar, pero a las dos o tres semanas ya estaba deseando ir a por la siguiente. Después del último negativo, empezamos con el protocolo para la FIV, y tras perder el embarazo, esperé apenas un mes más de los tres recomendados para la segunda transferencia embrionaria.
Y ahora, de pronto... nada.
Hay gente que nos recomienda que nos tomemos un tiempo. Y lo entiendo: solo con leer el párrafo anterior, le faltaría el aliento a cualquiera. Verlo así, todo junto, marea; pero cuando se está viviendo en primera persona, la sensación es diferente.
Si me dijeran que, tras esperar seis meses, me quedaría embarazada, los esperaría. Pero sentir que debo dejar pasar el tiempo porque sí, sin ningún objetivo aparente, sin necesitarlo para descansar o prepararse, sin quererlo... es inaguantable. Según yo lo veo, este camino es como deshojar una margarita: el embarazo llegará después de arrancar el último pétalo, así que, ¿por qué pararse a mirar los dos, tres o cinco pétalos que te quedan...?
Reconozco que ya no tengo tanta prisa como al principio, que un mes arriba o un mes abajo no me revienta el calendario porque... bueno, hace tiempo que todos mis calendarios reventaron. Pero estos tres meses que llevo de pruebas, de esperar resultados, de no saber cuál será el próximo tratamiento... están acabando con mis nervios. En este tiempo he sufrido más ansiedad (y he tomado más ansiolíticos) que en todo mi periplo anterior en reproducción asistida, aborto incluido.
Afortunadamente, ya queda poco para recibir los últimos resultados y saber si, tal y como esperamos, podemos aventurarnos a una segunda FIV.
Nunca pensé que diría esto, pero... ¡lo estoy deseando!
Nunca pensé que diría esto, pero... ¡lo estoy deseando!
Pronto, pronto.... yo te entiendo, las esperas son peores que estar en medio del asunto, que al menos estás "entretenida" en lo que toca hacer.
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