El viejo calendario. El de 2014. Lleno de cruces, las que fui poniendo cada vez que me venía la regla. Esperando que cada una de ellas fuera la última. Y un vacío, maravilloso, de dos meses. Y una nueva cruz, la más dolorosa, la más terrible.
Mi nuevo calendario. El de 2015. Todavía sin estrenar, con la franja de los meses pintada de colores. Lleno de vacío, como estuvo el viejo calendario hace un año. Lleno de esperanza.
¿Acaso se puede empezar un nuevo año sin ella?
¡Viva la esperanza!
ResponderEliminar¡Vivaaaa! :P
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