Lo reconozco: hace tiempo que mayo se ha convertido en mi mes preferido.
Supongo que, en parte, tiene que ver con el tiempo. La primavera llega en todo su esplendor (aunque esté año empezó a asomar sus patitas en febrero... cosas del cambio climático), noto cómo se eleva mi nivel de energía y vuelvo a sentir ganas de salir, de hacer, de vivir...
El mes de mayo también es muy importante para nuestra pareja: en mayo empezamos a salir, en mayo nos casamos y en mayo abrimos nuestro expediente de adopción nacional. No tuvimos la intención de hacer coincidir todas estas fechas (ni siquiera la de la boda, que fue todo un periplo): simplemente, salió así. Por eso, a veces siento que mayo es el mes en el que todo pasa, un paréntesis mágico que se abre una vez al año para recordarnos que no hay nada imposible.
Y, como no podía ser de otra manera, me pregunto si este mayo será también el comienzo de esa aventura que tanto ansiamos, si el mes de las flores llegará para devolvernos la esperanza de manera definitiva. Ahora que todavía queda lejos el próximo tratamiento, ahora que aún hay tiempo para que pase todo lo bueno, me gusta pensar que sí, que las cosas irán tal y como deseamos.
Que pondremos a mayo un broche perfecto.
Y, como no podía ser de otra manera, me pregunto si este mayo será también el comienzo de esa aventura que tanto ansiamos, si el mes de las flores llegará para devolvernos la esperanza de manera definitiva. Ahora que todavía queda lejos el próximo tratamiento, ahora que aún hay tiempo para que pase todo lo bueno, me gusta pensar que sí, que las cosas irán tal y como deseamos.
Que pondremos a mayo un broche perfecto.
Ojalá!
ResponderEliminarUn abrazo
Núria