Era jueves, el día posterior a nuestro primer aniversario de boda. Yo andaba saltando de blog en blog, haciendo un poco de tiempo antes de sumergirme en una apasionante (léase con tono irónico) tarde de correcciones, cuando el título de una entrada me llamó la atención: "Abre la nacional en Madrid". Cualquiera pensaría: "¿La qué?". Pero yo no tardé ni un segundo en saber lo que era: ¡la adopción!
Aunque parezca increíble, hacía apenas unos días que Alma y yo habíamos estado visitando la página web del Instituto Madrileño de la Familia y el Menor, leyendo información sobre adopciones especiales y acogimientos. La adopción siempre ha sido para nosotras una opción igual de atractiva que la maternidad biológica, y si finalmente hemos optado por esta última ha sido, entre otras cosas, porque veíamos inviable adoptar. Nosotras no podemos acceder a la adopción internacional como pareja y, en este momento de nuestra vida, no estamos dispuestas a hacernos pasar por algo diferente a lo que somos. Aunque sabíamos que la adopción nacional en Madrid estaba cerrada desde 2008, la posibilidad de hacer un acogimiento o una adopción especial llevaba algunas semanas haciéndonos runrún en la cabeza.
Así que encontrarme de casualidad con este notición me pareció una broma. Tuve que leer varias veces el título de la entrada, leerme después la entrada entera y visitar la página de la Comunidad de Madrid, donde la convocatoria que habíamos visto cerrada hacía solo unos días se había vuelto a abrir, para terminar de creérmelo. Me pasé toda la tarde lloriqueando, corrigiendo exámenes con mano temblorosa y una sonrisa bobalicona pintada en la cara. No quería ni decírselo a Alma, porque sabía que entonces estallaría de emoción y me pasaría varias horas en shock. Así que esperé a que viniera a buscarme para cenar y entonces le solté la bomba:
– Tía, ha ocurrido un milagro. ¡No te lo vas a creer...!
Sé que para muchas personas la adopción es el último cartucho, la opción final cuando todo lo demás falla; incluso hay quien no se la plantea. Para nosotras, para mí, no es así. Yo siempre he querido ser madre biológica y por adopción. No quería perderme nada: soy de ese tipo de personas a las que no les importa desencajarse la mandíbula con tal de darle un buen bocado a la vida. Y esto es algo que no tiene nada que ver con mi orientación sexual: recuerdo perfectamente cómo le anuncié a mi ex novio mi plan de formar una familia de orígenes múltiples, y su gesto torcido de por-qué-a-mí-esto-también.
Saber que esta opción estaba vetada era para mí como tener una espinita clavada en el corazón, más aún siendo consciente de que el plan de ser madre biológica tampoco estaba saliendo como había planeado. Era como si al mirar al horizonte me encontrara con un muro. Un muro que, de pronto, como un milagro impredecible, ha caído. No porque sea seguro, sino, simplemente, porque ahora existe una posibilidad que hace tan solo unos días no estaba ahí.
Al principio, pensamos en echar los papeles enseguida. Las dos teníamos claro que queríamos adoptar, así que no había nada que pensar. Por suerte, en el último momento decidimos darnos el fin de semana para madurar algunas cuestiones: principalmente, si queríamos hacer el ofrecimiento también para una adopción especial, y cuál era el límite de edad que íbamos a poner.
La verdad es que nos han venido bien estos días de reflexión, pues finalmente hemos decidido que todavía no estamos preparadas para una adopción especial, así que dejaremos este ofrecimiento para más adelante, cuando veamos más claro si realmente nos vemos capaces de hacerlo, y qué discapacidades o problemas de salud estamos dispuestas a asumir. Por otro lado, después de mucho pensarlo, decidimos poner como límite de edad los cuatro años, ampliable en el muy hipotético caso de que nos ofrezcan hermanos.
Con las cosas bien claras y los papeles impresos a escondidas en casa de mis suegros (!), hoy hemos ido a presentar nuestra solicitud. Empezamos así nuestro primer embarazo burocrático, que auguramos más largo que el de dos elefantas juntas, aunque no por eso nos hace menos ilusión.
¡Y yo que pensé que esto de quedarse embarazada de repente nunca me ocurriría a mí...! :)
que lindo, me alegro muchisimo por ustedes, yo tamb considero esa opcion me gustaria adoptar pero es tan dificil al menos en argentina hay que esperar muchos años ojala que eso pronto cambie, les deseo mucha suerte!!!!
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarRecientemente mi esposo y yo estamos planteando esa opción, estamos trabajando con niños en una casa hogar de mundo en riesgo y ha sido una experiencia maravillosa lo mejor, en México también es muy burocrático pero el amor es paciente. Saludos!
Bieeeen!! Ya os he encontrado! (vamos, que no había buscado mucho, perdón). Pienso estar mucho por aquí! Nos veremos por el camino! Me parece muy bien que os paréis a reflexionar y tal, no te puedes ni imaginar la de charlas interminables que nos ha dado la adopción a nosotros. Y cuando vas al curso y te enseñan la otra cara de esto ni te cuento. Así que es genial es espíritu reflexivo y "charlatán", que da mucha seguridad llevar el examen preparado.
ResponderEliminarVais a ser unas mamás geniales