Cuando comprendí que me gustaban las mujeres tenía más o menos veintitrés años. Para mí, fue un periodo muy bonito de autodescubrimiento y liberación, pero también me resultó muy duro darme cuenta de que era diferente.
Entre mis amigas de toda la vida y yo se abrió un abismo que, por aquel entonces, consideré insalvable. Muchas de las cosas que habíamos compartido hasta entonces (salidas, confidencias, ligues, etc.) parecían estar esfumándose. Algo intangible pero implacable nos separaba y yo no sabía cómo salvar ese vacío. No quería separarme de ellas, pero ya no podía correr a abrazarlas.
Con el paso de los años he conseguido entender muchas cosas, curarme muchas heridas, volver a estrechar los lazos con las personas a las que quiero y que me quieren, independientemente de las diferencias. El hecho de que me gusten las mujeres ha pasado a ser una circunstancia más en mi vida, no una letra escarlata que llevo grabada a fuego en la frente.
Una de las experiencias que me han ayudado en este camino es darme cuenta de que, por lo demás, tengo muchas cosas en común con mis amigas. Independizarse, tener pareja, encontrar trabajo, lidiar con facturas, reformas, suegros, vecinos. Nada de esto es muy trascendente, pero todo junto forma más o menos una rutina que podemos compartir.
Pensé que la maternidad pronto formaría parte de esta lista. Pero no ha sido así. De nuevo, me ha tocado a mí vivir la diferencia. Mis amigas tienen a sus hijos, con algún contratiempo por el camino, pero nada remotamente parecido al circo que yo tengo montado. Evidentemente, sabía que mi "acceso" a la maternidad tendría lugar por una puerta diferente, pero no esperaba que esa puerta condujera a un laberinto.
Saberme diferente me resulta doloroso. Compararme con los demás es clavarme un millón de cuchillos en el alma. Pienso constantemente porqueamí porqueamí porquesiempreamí. Y entiendo que lo realmente duro no es pensar que tú tienes algo que te hace distinto. Lo realmente duro es entender hasta qué punto esa diferencia te condena a la soledad.