lunes, 30 de diciembre de 2019

Un año de la reunión informativa


Se cumple el primer aniversario de nuestra reunión informativa para la adopción nacional. Y este año, prácticamente en la misma fecha, han vuelto a convocar una nueva reunión.

Ya he perdido la cuenta de cuántas ha habido entre medias: la lista ha avanzado muchísimo, han llamado a expedientes que ya casi duplican nuestro número y se habla de que pueden volver a abrirla en breve.

Durante estos doce meses, he pasado por multitud de estados de ánimo: euforia y miedo al principio, calma y seguridad una vez que llegamos al periodo de paralización voluntaria, nervios y un estado de alerta soterrada desde que terminó el verano.

Sé lo que significa este último sentimiento. Mi cuerpo me va avisando de que el momento se acerca, de que llegará un punto en que querré ir a por ello. Ese momento todavía no ha llegado, pero ya no está tan lejos.

No me quedó ninguna duda el día en que supe que había convocada una reunión justo en el aniversario de la nuestra. Porque me hundí. De pronto, volvieron a mi mente todos esos pensamientos horribles de haber pasado un año en blanco

Sé que no es real, sé que el tiempo en blanco terminó con el nacimiento de mi hija. Pero también es verdad que no logro superar la idea de que, si todo hubiera sido distinto, todo habría sido distinto.

Si todo hubiera sido distinto, en estos doce meses habríamos tenido tiempo de sobra para culminar la adopción.

Si todo hubiera sido distinto, ya tendríamos otro hijo.

Y es una idea que me agota. No porque no sea verdad, sino porque no me lleva a ningún sitio. Las cosas han sido como han sido, y si todo hubiera sido distinto, mi hija no sería mi hija. Y, cuando pienso en tener otro hijo, me inunda la certeza de que será quien deba ser, de que lo sabré y sentiré así, de que no querré que las cosas sean de otra manera.

Pero a veces pienso que la sensación de que me han robado el tiempo me acompañará hasta el día en que me muera. Que mi último pensamiento será: "Mierda. Podría haber disfrutado tres/cinco/ocho años más con mis hijos".

Es una perspectiva que me gustaría superar, pero empiezo a sospechar que me va a hacer falta algo más que tiempo. Tal vez otra idea, mucho más fuerte, todavía más arrolladora, que me dé la mano y me saque del hoyo mental en el que estoy.

¿Existirá una idea semejante? ¿Logrará sacarme de aquí?

Espero que así sea.

martes, 17 de diciembre de 2019

Gestando un nuevo proyecto

La economía mejora, pero no contagia - TN.com.ar

A mediados de septiembre, una amiga de Alma (que también es lectora de este blog) me afeaba que lo hubiera abandonado.

—No lo ha abandonado —le explicó mi mujer—. Es que tiene un blog nuevo.

Hasta aquel momento, ella era la única que conocía su existencia, y yo esperaba que la situación siguiera así por un tiempo. Pero Alma tenía otros planes y, desde entonces, no deja de insistirme:

—Enlaza ya tu blog.
—¿Has enlazado ya el blog?
—¿Cuándo vas a enlazar el blog?

Lo cierto es que me ha costado muchísimo arrancar y, durante varios meses, no me he sentido cómoda con la idea de que alguien lo visitara. Por primera vez me había animado a utilizar WordPress y, hasta hace dos días, el resultado era un auténtico fracaso. 

Pero también es verdad que por fin he llegado a un punto en el que, a pesar de todo el trabajo pendiente, me siento lo suficientemente cómoda como para darlo a conocer, así que allá voy: este es mi nuevo blog.

No es un blog de maternidad, aunque es evidente que ahora mismo la maternidad tiene un papel más que relevante en mi vida; y eso es algo que, necesariamente, debe reflejarse en mi escritura.

Se trata, más bien, de un espacio personal donde reflejar mis experiencias, reflexiones y emociones pasadas por un tamiz literario: una perspectiva muy valiosa para mí que, por motivos prácticos, ha estado ausente de gran parte de las entradas de este blog.

Esto no implica que vaya a abandonarlo. Entiendo que algún día encontrará su final, pero ese momento todavía no ha llegado. Aún siento que este es el lugar donde tengo que publicar mucho de lo que me ha pasado y me pasa, y espero poder dedicarme a ello ahora que mi nuevo proyecto ya no requiere esa energía brutal de los comienzos.

Si explico todo esto aquí es porque quiero justificar mi ausencia de los últimos meses, que no ha sido una ausencia planeada ni querida, sino más bien obligada; y porque me gustaría darle la oportunidad, a quien así lo quiera, de seguirme en mis nuevas andanzas. Pero siempre desde la conciencia de que este es un espacio muy peculiar con un trasvase difícil a otros cauces.

Es decir, que entiendo que mi nuevo blog no le interese lo más mínimo a la mayoría de quienes me leéis por aquí :)

En cualquier caso, lo comparto porque, para mí, es un proyecto muy ilusionante, con el que llevo soñando mucho tiempo, que he planeado desde que nació mi hija y en el que llevo trabajando casi un año, aunque haga mucho menos que he empezado a publicar.

Y también porque, durante muchos años, he sentido que la infertilidad paralizaba mi vida, dejándome sin energía para llevar a cabo ninguno de mis otros proyectos vitales, proyectos que me llenaban pero a los que no me sentía con fuerzas de enfrentarme.

Y me gustaría enviarles el mensaje, a quienes todavía están en ese estado, de que hay vida, mucha vida, al otro lado. Nadie me devolverá nunca el tiempo perdido, pero tampoco nada me va a llenar tanto de energía como salir victoriosa de ese viaje.