viernes, 27 de diciembre de 2013

Formar una familia



En estos días de reuniones y celebraciones familiares, cobra más sentido para mí la idea de formar una familia. Mi propia familia.

En la que, desde el principio, el respeto, la empatía, la comprensión o el perdón sean valores fundamentales. En la que no tengamos miedo a compartirnos desde lo que somos, seres humanos, con nuestras limitaciones y nuestras grandezas. Donde la comunicación sea posible, incluso en los momentos dolorosos o difíciles, porque la honestidad tenga siempre las puertas abiertas y la escucha no conlleve juicio o control. Una familia en la que el amor te dé la mano o te abrace cuando lo necesites, y sepa retirarse en los momentos de necesaria soledad. En la que los lazos se construyan cada día y no se enrosquen en tu cuello dificultando tu respiración.

Una familia, mi propia familia, deseada y construida con el corazón. 

lunes, 16 de diciembre de 2013

Trabajos de alfarería



Sostener una idea entre mis dedos
(húmedo bloque de viscoso barro).
Otorgarle esa forma primigenia:
masa que alumbra el hueco de mis manos.
Hacer que gire lenta y suavemente 
en el papel del torno o del teclado.
Prender su carne y verla arder en llamas
del ladrillo la firmeza esperando,
para que enhiesto se sostenga y vuele
(Fénix de arcilla recién moldeado)
o se derrumbe y con desdén lo envíe
al triste limbo del hijo bastardo.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Las alas son para volar

- Un relato de Jorge Bucay -

Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
- Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, me parece que sería penoso que te limitaras a caminar, teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.
- Pero yo no sé volar - contestó el hijo.
- Es verdad... - dijo el padre y caminando lo llevó hasta el borde del abismo en la montaña.
- ¿Ves, hijo? Este es el vacío. Cuando quieras volar vas a pararte aquí, vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y, extendiendo las alas, volarás.
El hijo dudó:
- ¿Y si me caigo...?