miércoles, 22 de abril de 2015

Vivir la diferencia



Cuando comprendí que me gustaban las mujeres tenía más o menos veintitrés años. Para mí, fue un periodo muy bonito de autodescubrimiento y liberación, pero también me resultó muy duro darme cuenta de que era diferente.

Entre mis amigas de toda la vida y yo se abrió un abismo que, por aquel entonces, consideré insalvable. Muchas de las cosas que habíamos compartido hasta entonces (salidas, confidencias, ligues, etc.) parecían estar esfumándose. Algo intangible pero implacable nos separaba y yo no sabía cómo salvar ese vacío. No quería separarme de ellas, pero ya no podía correr a abrazarlas.

Con el paso de los años he conseguido entender muchas cosas, curarme muchas heridas, volver a estrechar los lazos con las personas a las que quiero y que me quieren, independientemente de las diferencias. El hecho de que me gusten las mujeres ha pasado a ser una circunstancia más en mi vida, no una letra escarlata que llevo grabada a fuego en la frente. 

Una de las experiencias que me han ayudado en este camino es darme cuenta de que, por lo demás, tengo muchas cosas en común con mis amigas. Independizarse, tener pareja, encontrar trabajo, lidiar con facturas, reformas, suegros, vecinos. Nada de esto es muy trascendente, pero todo junto forma más o menos una rutina que podemos compartir.

Pensé que la maternidad pronto formaría parte de esta lista. Pero no ha sido así. De nuevo, me ha tocado a mí vivir la diferencia. Mis amigas tienen a sus hijos, con algún contratiempo por el camino, pero nada remotamente parecido al circo que yo tengo montado. Evidentemente, sabía que mi "acceso" a la maternidad tendría lugar por una puerta diferente, pero no esperaba que esa puerta condujera a un laberinto.

Saberme diferente me resulta doloroso. Compararme con los demás es clavarme un millón de cuchillos en el alma. Pienso constantemente porqueamí porqueamí porquesiempreamí. Y entiendo que lo realmente duro no es pensar que tú tienes algo que te hace distinto. Lo realmente duro es entender hasta qué punto esa diferencia te condena a la soledad.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sinceramente tiene que ser un palo gordo nacer lesbiana, es una condición jodida y que dificulta muchísimo la vida.
De los hijos no hablaré puesto que no estoy de acuedo en que las lesbianas y los gays podáis tener hijos.

Una lectora que también desea ser mamá dijo...

Me parece que deberías tener un poco más de respeto. Lo que sí es una putada es tener tan poca empatía y unas miras tan limitadas. Quién eres tú, yo ni nadie para decir quién encaja en la "normalidad" o quién merece ser madre.
Estoy siendo educada pero que conste que me repugna esta clase de comentarios intolerantes y homófobos.

Una infertil dijo...

Lo que parece un palo gordo, es haber nacido tan retrogrado. A ti que mas te da la condición sexual de cada persona, menos criticar a las otras personas y mas preocuparte por tu s propios asuntos.
Peor me parece que gente como tu pueda tener hijos a los que transmitir esos valores de intolerancia y homofobia.... Si en este mundo hubiera mas amor y menos odio, seriamos todos infinitamente mas felices.

Y la autora del blog solo me queda darte muchos animos, no te rindas, que al final tendremos nuestra recompensa y seremos mama!

Un abrazo,
Alicia

Remedios Morales dijo...

Gracias por vuestros comentarios, chicas, me alegra ver que en el mundo cada vez abundan más la cordura y el amor. ¡Qué mejor herencia para nuestros hijos que una sociedad así!

Por cierto que ser lesbiana no es ninguna "condición jodida". Lo jodido es la homofobia, la discriminación legal, el rechazo. Cualquier persona de cualquier orientación sexual puede desarrollar su vida plenamente.

Yo me siento muy satisfecha con quien soy; haber superado muchas de las pruebas que la vida me ha puesto, además, me hace sentirme orgullosa, plena, libre y muy feliz.

Una lectora que también desea ser mamá dijo...

Claro que sí! Orgullosa tienes que estar de ti misma, de lo que has logrado y de lo que vas a lograr!! Un fuertísimo abrazo y mucha fuerza! Por aquí me quedo leyéndote y apoyándote!! ;)

Anónimo dijo...

Bueno pues por lo que veo seré la única que estará de acuerdo con el primer comentario, no en las formas pero si en el contenido. Ser lesbiana o gay, desde mi punto de vista, es una dificultad añadida, al fin y al cabo es un condición contra natura, y podéis decirme que no, pero yo que tengos 2 amigas lesbis, es mucho más difícil todo que para un hetero, el salir del armario, que la gente te mire diferente, encontrar pareja es infinitamente más complicado, basicamente porque son minoría, tener hijos, otra odisea, como podemos decir que no es una condición difícil y "jodida"?

Anónimo dijo...

Lo problemático de ser homosexual no es la orientación en sí misma; de hecho ninguna orientación es problemática de por sí. Lo problemático es la no aceptación. Si la homosexualidad estuviera totalmente aceptada y normalizada en la sociedad, no existirían las dificultades que se han nombrado. Y tampoco existen orientaciones contra natura, pues todas están presentes en el mundo natural no humano (por ejemplo, la homosexualidad se ha observado y documentado en más de 1500 especies animales).

Unknown dijo...

hola admiro la fuerza que tenes para enfrentar todo en tu vida, espero que las nuevas pruebas puedan ayudarte y que pronto logres hacer tu sueño realidad, asi como lograste concretar tantas cosas, mucha suerte , besos

Caminos del Espejo dijo...

Pues no estás sola. No estáis solas. Obviamente a veces parece que sea así, pero EN ABSOLUTO. ¿Tú sabes lo que tienes ganado con una persona a tu lado que te respeta, quiere y adora? Y los hijos/as… pues vendrán cuando sea el momento, porque hay muchas vías (algunas más complejas, otras menos) para llegar hasta él o ella. Os merecéis lo mejor pero con el simple hecho de ser una pareja envidiable, tenéis mucho para sentir precisamente eso: que sois diferentes, claro que sí, tenéis lo que casi nadie tiene.

Un besazo para las dos.

Helena.

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