sábado, 9 de agosto de 2014

Paciencia



Para conseguir las metas que me propongo en la vida, tengo muchas actitudes positivas. Soy una persona constante, fuerte, valiente. Me esfuerzo al máximo y me levanto todas las veces que haga falta. Recupero la ilusión cuando la pierdo, convoco en mi mente todas las imágenes positivas que hagan falta, me empodero a través del conocimiento y de las compañeras que hago en el camino. Por suerte o por desgracia, he tenido que enfrentarme a muchos retos en la vida y creo que he salido bastante airosa de casi todos ellos; peeero me falta algo que parece ser clave para conservar la alegría durante el camino: la paciencia.

Cuando quiero algo, lo quiero ya. Mi cerebro no entiende que alguien pueda querer algo y, a la vez, tolerar que tarde años en llegar. Siento en mi interior que eso no es querer porque, cuando yo quiero algo y no lo tengo, reviento. Sigo esforzándome, sigo buscando, sigo creyendo que algún día lo tendré... pero no lo hago tranquilamente, en paz y armonía, no. Se me sale el ansia por los ojos y no paro quieta ni un momento.

Me pasó cuando era adolescente y quería tener pareja. Volvió a ocurrir durante las oposiciones, las dos veces que Alma y yo buscamos una casa donde vivir, los días en los que esperábamos que nos diesen a nuestros gatos. Y, por supuesto, ahora que deseamos un embarazo.

La teoría me la tengo muy sabida. Cuando estás en calma, las cosas fluyen mejor. A veces, nuestra propia ofuscación no nos deja ver la riqueza que tenemos delante de los ojos. Al final, todo llega y se nos olvida la angustia del proceso. ¿Para qué pasarlo mal cuando se puede hacer igual y pasarlo bien? Bla. Bla. Bla.

Yo me repito la teoría como un mantra, la parte racional de mí la entiende perfectamente, pero, al final, no me vale de nada. Tengo incluso la intuición de que, si fuera más paciente, perdería parte de mi fuerza. Si puedo estar en total armonía con el momento presente, ¿para qué romper el equilibrio y lanzarme a la búsqueda de algo más? 

Es verdad que, con la edad, me he ido apaciguando. Ya no me angustio tanto, conozco infinidad de técnicas para controlar mi obsesión y nunca centro mi vida en una sola cosa. Aun así, hay momentos en que estrangularía al destino, lo patearía en el suelo y me tiraría sobre él con el codo apuntando a su estómago. Porque yo también me canso de seguir sus planes, me harto muchísimo de las vueltas que le da a todo y apenas resisto las ganas de abandonar. 

Es entonces cuando tengo que respirar profundamente y repetirme la palabra que más odio en el universo: PACIENCIA.

6 comentarios:

A traves de la luna dijo...

Yo también era de las de ya y ahora, pero si puedo sacar algo bueno del.camino de los tratamientos, es que he aprendido a esperar.

Espera al mes que viene con la siguiente regla, espera a la siguiente eco, espera los resultados.....tras mucho querer luchar tuve que dejarme llevar,....y si hay que esperar un mes pues se espera.

La paciencia...ay!! Bendita paciencia!!!

Remedios Morales dijo...

Qué razón tienes... Si a mí me hubieran dicho que los tratamientos se demorarían tanto cuando empecé, me habría dado un soponcio. Ahora, sin embargo, el tiempo se va haciendo más relativo. Aun así... ¡ag! ¡Cuesta un montón! En fin, qué te voy a decir a ti que no sepas ya.

¡Gracias por pasarte por mi blog!

Caminos del espejo dijo...

Ufff la verdad es que la paciencia se trabaja con los años, y aún así supone un enorme esfuerzo desarrollarla.
Ya verás lo bien que sale todo, guapa!!!!

Remedios Morales dijo...

¡¡Ojalá que sí y tengamos buenas noticias pronto!! :D

Anónimo dijo...

Mi psicóloga siempre me dice que es muy fácil que los extremos se acaben dando la mano en un mismo punto, y pienso que eso mismo es lo que pasa con la paciencia y la impaciencia. Es precisamente la impaciencia la que nos motiva a tener la paciencia necesaria para poder lograr nuestros objetivos, por lo menos eso es lo que a mi me pasa. Así que ten impaciencia y ten muchas ganas, y así conseguirás la paciencia necesaria para atravesar y llegar al final de ese hermoso camino que es la maternidad. :)

Remedios Morales dijo...

¡Ay! ¡Qué palabras tan sabias! Me han llegado muy dentro... ¡me las quedo todas! :)

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